Qué ver en Dublín

Empezamos el día temprano, queríamos ver muchas cosas.

Nuestra primera parada fue Four Courts, uno de los edificios más importantes de Dublín, la sede del Tribunal Supremo de Irlanda, el edificio fue destruido durante la guerra civil irlandesa.

Cruzamos el rio Liffey, y a poco metros se encuentra la catedral de la Santísima Trinidad de Dublín, popularmente conocida como Christ Church. Esta la vimos por fuera, no hicimos la visita, y nos dirigimos hacía la Catedral de San Patricio (San Patrick)


La Catedral de San Patricio de Dublín se construyó junto a un pozo en el que según cuenta la leyenda San Patricio bautizaba a aquellos que se convertían del paganismo al cristianismo.

Es muy bonita y recomiendo que se visite. La entrada a Saint Patrick’s cuesta 5,50 euros. Es una de las visitas obligadas de la ciudad. En el exterior hay un jardín muy bien cuidado.


Continuamos nuestra visita a la ciudad y seguimos hacía el Castillo de Dublín, fue sede del gobierno británico en Irlanda y también fue la primera y más importante residencia Real

El castillo es una atracción turística y, después de una gran remodelación, es también usado como centro de conferencias. Actualmente alberga las oficinas de los Comisionados de Impuestos.

También se puede visitar, el precio de la entrada son 4, 5 euros.


Junto al Castillo se encuentra el Ayuntamiento de Dublín, Dublin City Council.


Seguimos caminando y nos encontramos en George St un curioso mercadillo, de ropa vieja, discos antiguos y música en general. Un mercdadillo “retro”: South City Market, Georges Street Arcade.

Nuestra siguiente parada fue St Stephen's Green, un parque precioso situado en el centro de la ciudad cerca de Grafton Street, una de las calles comerciales más importantes de Dublín. Ideal para pasear y relajarte un rato.


Y de un parque a otro, Merrion Square. Donde se encuentra una estatua dedicada a Oscar Wilde, que nació en una de las casas junto al parque. Las casas que rodean a Merrion Square son muy bonitas, así que recomiendo que caminéis y le deis la vuelta. No es muy grande.


Nos dirigimos ahora hacía el edificio que alberga la oficina de información turística de Dublín, es una antigua iglesia restaurada.

Cerca de allí y en dirección al Trinity College se encuentra Molly Malone. La estatua de una mujer, Molly, que era pescadera, que murió de fiebre en plena calle. Existe una canción con su nombre, que puede considerarse el himno no oficial de Irlanda.


Continuamos hacía el Trinity College, entramos y damos un vuelta, pero lo dejamos para otro día, ya que al ser festivo la Biblioteca se encuentra cerrada.

Cruzamos otra vez el rio y nos dirigimos hacía Custom House, un impresionante edificio, de estilo neoclásico, que fue la aduana del puerto de Dublín.

Regresamos hacía la calle O´connell, posiblemente la más conocida de la ciudad y donde se encuentra el edificio de correos. Delante de este se encuentra el Spire, monumento a la Luz, de 120 metros de altura, considerada la escultura de mayor altura del mundo. Es un punto de encuentro para la gente de Dublín.


Finalmente fuimos a la fábrica de Guinnes. Las entradas las habíamos comprado por internet, no llegan a 13 euros por persona, con audioguía incluida. La visita está bien y te puedes tomar tu Guinnes. Tienes dos opciones, ponértela tu (que siempre es más divertido) o tomártela en el último piso, con unas vistas preciosas. Nosotros decidimos ponérnosla nosotros y más tarde subir, sin la cerveza en la mano, a ver las vistas de la ciudad.

Después de este duro día, donde casi visitamos lo más importante de la ciudad fuimos a cenar al barrio de Temple Bar, a uno de los pubs más famosos de la zona, Oliver St John Gogarty, a comer comida típica irlandesa: Irish Stew: estofado irlandés elaborado con carne de cordero, patatas, cebolla y perejil. Acompañado de música en directo.

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