Fuerteventura

Llegamos a Fuerteventura desde Valencia con Ryanair. Unas tres horas de vuelo. Una vez en el aeropuerto fuimos a recoger el coche que habíamos alquilado.

El apartahotel lo teníamos cerca del aeropuerto en Caleta de Fuste, Suite Hotel Castillo San Jorge & Antigua. Una zona completamente de ingleses. El aparta-hotel estaba bien, recomendable para pasar unos días en Fuerteventura, aunque nosotros apenas estábamos solo que para dormir.
Dejamos las maletas y fuimos a conocer Puerto Rosario. Es una ciudad pequeñita en la que apenas hay nada para visitar. Dimos un paseo por su bonito paseo marítimo y visitamos la casa museo de Miguel de Unamuno, el cual estuvo desterrado en la isla. La casa está situada al lado de la Casa-Palacio del Cabildo de Fuerteventura

Destacamos también los monumentos de diferentes autores que pueden observarse en cada una de las rotondas de la ciudad.

A la hora de comer nos recogió nuestro amigo Víctor, que nos llevó a comer y a conocer la isla.

Salimos en dirección norte, hacia Corralejo. Nuestra primera parada, dentro del municipio de la Oliva, fue la montaña roja. Montaña volcánica con un bello color rojizo que destaca dentro del paisaje y a muy pocos metros del mar.

Después de varios kilómetros con un paisaje volcánico, al continuar la carretera y pasar la montaña roja, el paisaje cambia por completo. Nos adentramos en las dunas de Corralejo. Es el Parque Natural de las Dunas de Corralejo, paralelo a la costa a lo largo de ocho kilómetros, que introduce su fina arena hacia el interior en un tramo de tres kilómetros.

Las dunas son una de las cosas más bonitas que tiene la isla.

Dejamos Corralejo para otro día y regresamos para adentrarnos por el interior de la isla. Conducimos por un bonito paisaje, recorriendo La Caldereta y Vallebrón, hasta encontrarnos con unas vistas inmejorables de la montaña sagrada de Tindaya, de un valor histórico y antropológico incalculable.

La montaña cuenta con casi 300 grabados rupestres con forma de pie (podomorfos).


Conocimos el pueblo de Tindaya.

Cerca de Tindaya existen unas playas realmente espectaculares. Unos acantilados muy bellos, cuyo acceso es por un camino de tierra, por lo que con un coche de alquiler hay que tener cuidado porque la mayoría de las compañías de alquiler no te cubrirán si tienes percances en esta zona.

Ver la puesta de sol allí es un privilegio que muy pocos pueden disfrutar.

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